miércoles, 13 de junio de 2012

Emilio Grau Sala





 Emilio Grau Sala (1911-1975)
Barcelona

 París es el universo que el pintor catalán va a explorar en su brillante creación. Emilio Grau Sala conquistó con su pintura alegre, vital y colorista a la que era por entonces la Meca del Arte de Vanguardia del siglo XX. Pero su actividad no quedó reducida a la pintura. Montajes teatrales, obra gráfica, cartelería y dibujos completaron el amplio repertorio plástico de Salas.
 La formación de Grau Salas es prácticamente autodidacta, lo que no impidió que en 1929 participara por primera vez en una exposición colectiva y al año siguiente hiciera su primera individual también en Barcelona. La Guerra Civil llevó al pintor a establecerse en el parisino barrio de Montparnasse a finales de los años treinta. Allí descubre la pintura de Impresionistas y Postimpresionistas convirtiéndose en el brillante continuador de estos últimos.

 
 Grau Salas mantiene una relación constante con la figuración. Nada le atrae de los experimentos abstractos que se han tenido lugar durante las décadas precedentes. Las imágenes que presenta pertenecen a un mundo íntimo, de interiores y paisajes urbanos que se convierten en algo cercano. En ellos se aprecia la delicadeza de pintores como Bonnard y Dufy.



  La técnica de Sala es espontánea. No necesita el límite impuesto por el dibujo para dar cuerpo a las formas. Para ello está el color aplicado de manera ágil, rápida. Siempre está presente el referente real y, sin embargo, hay momentos en los que se llega a rozar la Abstracción. Telas estampadas y paredes parecen fundirse en un único lienzo decorado donde el principio y fin de cada uno ha desaparecido. El colorido brillante potencian los valores decorativos de su pintura.




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 Grau Salas empieza a explotar con la llegada de los años cuarenta una faceta artística en la que alcanza una maestría inigualable; la ilustración de libros. En su haber figuran más de cincuenta ejemplos de entre los que destacan la iluminación de ‘Las Flores del Mal’ de Baudelaire y ‘Madamme Bovary’ de Flaubert.







En 1963 vuelve a España para reunirse con su mujer, la pintora Ángeles Santos y su hijo, el también pintor, Julián Grau Santos. La obra de Sala ha recorrido ciudades de todo el mundo como Nueva York, Londres, París, Buenos Aires, Barcelona y Madrid convirtiéndose en uno de los pintores españoles de mayor fama internacional.

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