viernes, 8 de junio de 2012

Lasar Segall



Lasar Segall viaja a Alemania en 1906, donde frecuenta la Academia de Bellas Artes de Berlín, en la que predominan las tendencias relacionadas con los movimientos impresionista y postimpresionista. En el cuadro Sem Pai [Sin Padre] (1909) las pinceladas recuerdan el impresionismo, pero la obra tiene una atmósfera sombría, reforzada por los tonos oscuros de la paleta y destaca por la caracterización social y psicológica de los personajes. En 1910 Segall estudia en la Academia de Bellas Artes de Dresden. Pasa a utilizar tonos más claros, si bien permanece la tendencia a la pintura monocromática, característica de toda su producción, como, por ejemplo, en Leitura [Lectura] (1914). Revela admiración por la obra de Paul Cézanne, sobre todo por el aspecto constructivo de la pincelada, como podemos observar en Violinista (1912).


Su primer contacto con Brasil ocurre en 1913, cuando expone en São Paulo y en Campinas, regresando a Dresden en ese mismo año. Para la historiadora Claudia Valladão de Mattos, a partir de 1914 el artista revela interés por el expresionismo, busca un nuevo lenguaje pictórico y una caracterización psicológica más aguda para sus figuras. La pintura de Segall, bajo el impacto de la I Guerra Mundial (1914-1918), refleja la preocupación por las injusticias sociales y el sufrimiento humano. Sus cuadros se estructuran por medio de planos construidos en diagonales y presentan una tendencia a la geometrización, con el predominio de formas triangulares. Segall utiliza colores oscuros y contrastantes, como en el cuadro Aldeia Russa [Aldea Rusa] (1917/1918).


En 1918 viaja a Vilna, su ciudad natal, acontecimiento que marca su obra, por reforzar la identificación con algunas cuestiones judaicas que se hacen importantes para su experiencia artística. Regresa a Dresden en ese mismo año. Sustituye los colores más vivos de su primer momento expresionista por tonos más sobrios, obtenidos por medio de sucesivas capas de tinta, en cuadros como Kaddisch - Reza para os Mortos [Kaddisch - Oración para los Muertos] (1918) y Os Eternos Caminhantes [Los Eternos Caminantes] (1919). Sus cuadros nacen en un ambiente artístico marcado por el cubismo y por la segunda fase del expresionismo alemán, más adherente a un acercamiento realista de la figura, que incluye a artistas como George Grosz (1893 - 1959) y Otto Dix (1891 - 1969). Sin embargo, en comparación con los colores vivos utilizados por esos artistas, las obras de Segall tienen carácter melancólico o lírico y se trabajan en tonalidades sobrias, con predominio de ocres, grises, negros y morados. La gama cromática alude a la tristeza en trabajos como Pobreza (1921), en el que la construcción en formas angulosas triangulares, anteriormente utilizada, cede lugar a las líneas más redondeadas y las figuras que presentan una deformación expresiva, con cabeza y ojos enormes.


En 1923 Lasar Segall se traslada a Brasil, donde toma contacto con los jóvenes modernistas. En sus primeros trabajos realizados en el país, revela un deslumbramiento por la luz y por los colores tropicales. Se sensibiliza no sólo con el paisaje, sino también con el ambiente artístico brasileño: su producción mantiene diálogo con obras de Tarsila do Amaral (1886 - 1973), y de otros artistas locales. En los cuadros realizados luego de su llegada a Brasil, la paleta de Segall se transforma. Los temas (madres negras, paisajes, favelas [barrios de chabolas]) se pintan en espacios abiertos, con colores claros y luminosos. Realiza varias obras en las que acentúa el drama de los marginados por la sociedad. Son de ese periodo los cuadros: Menino com Lagartixas [Niño con Lagartijas] (1924) y Colina Vermelha [Colina Roja] (1926).

A lo largo de su carrera, se dedica a varias técnicas de grabado. En sus primeros trabajos, explora el uso de las sombras, acentuando el claro-oscuro. Para Claudia Valladão, ocurre cierto descompás entre la producción gráfica de Segall y su pintura en el periodo entre 1914 y 1916. El artista, en los grabados, se aparta de la estética impresionista, en trabajos como Cabeças [Cabezas] (1914), lo que no ocurre en su pintura, que pasa por una fase de transición. En 1918 el artista produce cinco litografías inspiradas en el cuento Die Sanfte [Una Dulce Criatura], de Dostoievski (1821 - 1881). Ellas representan un importante momento en su producción, por la extrema concentración y simplificación de las figuras, concebidas en formas geométricas, por el trazo económico y por el juego que el artista establece entre formas y vacíos. En la serie Mangue [Charco] (1926-1929), realizada en Brasil, plantea el tema de la prostitución; predomina un clima de tensión, establecido por la presencia de elementos como persianas y cortinados o por ambientes opresivos donde se ubican los personajes. La serie Emigrantes (1927-1928) tiene una atmósfera más apacible, surgen espacios abiertos con la representación del cielo y del mar.
Los dibujos son importantes en la producción de Segall y, como en el grabado, presentan temas recurrentes como el universo de los menos favorecidos y marginados por la sociedad. El artista les confiere a sus figuras deformaciones expresivas y ubica los personajes en espacios que los oprimen, lo que genera un clima de tristeza y abandono.
El humanismo, revelado por la preocupación por la violencia, la miseria y las injusticias sociales, además de cierto carácter lírico, están presentes en toda su carrera. Segall plantea temas universales, expresándolos con emoción, por medio del color en su pintura o por el juego entre línea y vacío en sus producciones gráficas.


No hay comentarios: