viernes, 19 de julio de 2013

Santiago Rodríguez Olazábal







“Creo en la economía de recursos, el dibujo es un tipo de caligrafía. Con Picasso, con Cezane, aprendí que mientras menos recursos uses, sientes más. Yo no tengo miedo al vacío, me gustan los espacios, no me interesa recargar un cuadro, es más importante el horizonte que la línea del horizonte, una mancha, una línea precisa. A eso le llamo usar el recurso mínimo, no me lo propongo, pero sale así. Hay cosas que uno no ve y por eso no dejan de ser importantes”.




Santiago Rodríguez Olazábal. Es un pintor contemporáneo cubano. Ha realizado exposiciones personales en CubaEspañaFrancia,HaitíEstados Unidos e Italia entre otros y numerosas exposiciones colectivas en Cuba, México, Estados Unidos, Italia, Alemania,Brasil y Francia entre otros países.


Ha participado en Ferias Internacionales, Bienales de la Habana y ediciones de Subastahabana. Su obra se encuentra en colecciones privadas, Museos e Instituciones públicas en Cuba, España, Estados Unidos, HolandaSuiza e Inglaterra.

Aun antes de que comenzara a ser conocida su obra, allá por 1983, Santiago Rodríguez Olazábal nacido en La Habana, en 1955 había trabajado insistentemente los temas de la religión afrocubana, la santería o Regla de Ocha o, como él prefiere nombrarlo, el tema del culto o adoración a los orishas.
Hoy, veinte años después, piensa continuar con la temática, pues, según confiesa, no ha agotado lo que tiene que expresar y cada día le surgen nuevas ideas.
Su relación con los cultos afrocubanos es su razón de ser, y la práctica le ha llevado el descubrimiento de un mundo espiritual sin límites, que además de dar un sentido a su vida se convierten en la fuente esencial de su creación artística.


Exposiciones

En ellas, a partir del culto afrocubano trató nuevas aristas como el tema de la vida–muerte–reencarnación, y en los dibujos también aparecieron divinidades poco conocidas, incluso, hasta por sacerdotes practicantes, divinidades al servicio de Orunmila, dios del culto de Ifá.


Obras

Para Santiago, la relación imagen–palabra no resulta tan fácil como la supremacía o subordinación de una a otra. Que sea un pintor podría presuponer una vocación manifiesta por lo visual, sin embargo, ya en 1988 durante su muestra La Oración, el artista explicaba con palabras lo que también sus imágenes evocaban y el profundo conflicto entre ambas.
Decía entonces que “la imagen está subyugada a la palabra, al símbolo, pero también el símbolo como imagen sígnica lleva implícita la mística de la palabra y ello es un vínculo para fortalecer dicho concepto, pues la imagen o el signo, según se quiera apreciar, llega después de un proceso conciente de la oración o el rezo a tratar, sea lo más probable que el concepto fuera más fuerte que la imagen y que la palabra prime por encima del significado”.
La obra de Santiago, conocida no solo en Cuba, evoca un mundo místico en el que no hace falta ser creyente para sentir las vibraciones y emociones que saltan de los trazos, dibujos que vienen a inundar nuestros rincones personales, escapándose de los espacios en que Santiago Rodríguez Olazábal las creó, huyendo en forma de imagen que se vuelve palabra, o al revés, llenándonos de íconos las palabras que muchos hubiésemos querido pintar.


ref- ecu red

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