miércoles, 10 de julio de 2013

Rita Rutkowski









Londinense de nacimiento (1932), neoyorquina de corazón y vecina de Córdoba desde hace cuatro décadas. Al cumplirse los cuarenta años de fijar su residencia en esta ciudad, la pintora Rita Rutkowski ha colgado en la Diputación más de medio centenar de obras que resumen esos 40 años. El nombre de la exposición, abierta hasta el 25 de este mes, no deja lugar a dudas: Looking back-mirando atrás. La pintora, que entiende su oficio como "un desahogo sincero", ha explicado que esta exposición "es para el público", del que se considera parte, aunque agrega que también le sirve para recorrer su camino artístico en estos 40 años. Rita Rutkowski afirma que una exposición de este tipo "siempre le viene bien a cualquier pintor" para evaluar de forma lineal el trabajo realizado. Los primeros cuadros corresponden a un año antes de su llegada a Córdoba. Suponen el punto de partida de una trayectoria que en ningún momento ha quedado encerrada en esta capital andaluza. La practica totalidad de las etapas por las que ha pasado su pintura en estos 40 años queda reflejada en la exposición. "Quiero ver si hay coherencia", rubrica. Aunque circunstancialmente nació en Londres en 1932, Rutkowski reconoce que fue en Nueva York en donde abrió los ojos a lo que le rodeaba, sintiéndose profundamente neoyorquina a pesar de tener el corazón dividido entre esta ciudad estadounidense y Córdoba, "algo que no sé si los cordobeses lo ven así", afirma con timidez. Rutkowski afirma que suele trabajar "en absoluta soledad" y que cuando lo hace, mentalmente habla con los demás. "Mi diálogo es visual, y espero que se abra al espectador, aunque la pintura es una fuerza de expresividad que no tiene explicación". Para esta artista, la pintura debe tener humanismo y filosofía, ya que, en caso contrario, "no tiene ni interés ni razón de ser". Educada artísticamente en Nueva York y en diversos lugares de Italia gracias a una beca Fullbright, Rutkowski llegó a Córdoba con su formación académica completa y decidió quedarse a vivir en una ciudad a la que sólo le hecha en falta su ausencia de atrevimiento. En el catálogo de esta exposición el crítico de arte Ángel Luis Pérez Villén afirma que su obra "se convierte en una especie de diario en el que se consignan las incidencias más significativas de su vida".

Publicado en el Diario EL PAIS  el 8 de octubre de  1998 

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