lunes, 5 de febrero de 2018

Bram van Velde

  

 
On Waiting - Bram van Velde from Pat van Boeckel on Vimeo.


Cuando Samuel Beckett y el pintor  Bram Van Velde se conocieron en París en la década de 1930, ambos vivían en una extrema pobreza y ninguno de ellos podría haber anticipado que, despues de la Segunda Guerra Mundial y la brutal ocupación de Francia por los Nazis, ambos se convertirían  en figuras importantes en sus respectivos medios:  Beckett ganando el Premio Nobel de literatura y Van Velde exponiendo su obra por todo el mundo.

El holandés Bram van Velde (1895-1981) El primer desengaño del pintor holandés se produce cuando, siendo niño, su padre lo abandona, dejándolo en una indigencia espantosa.

Su obra, calificada de “abstracción lírica”, constituye una de las referencias del arte europeo posterior a la II Guerra Mundial.


 Su pintura original  estaba rodeada por los procesos neoprimitivistas y expresionistas de NKVM y Blue Rider. En los primeros comienzos figurativos de la década de 1920, propuso empresas simplificadas, particularmente figuras humanas que son vistas a través del prisma de la escultura africana y la yuxtaposición de secciones construidas de color puro separadas por una rejilla blanca, a veces rodeadas de negro.


 Entre 1936 y 1941, después de una estancia de cuatro años en Mallorca y un regreso a París, la figura había desaparecido o estaba oculta.


 En 1938 conoció a Samuel Beckett, quien cuatro años más tarde lo ayudó en los terribles años de la guerra. Entre 1941 y 1945, Bram van Velde no pintó y vivió en la indigencia.  Cuando la miseria apabullante había llegado al límite extremo de lo que un artista puede soportar  Samuel Beckett, cuyo primer ensayo en francés después de la II Guerra Mundial -incluido en su libro Disjecta- estuvo dedicado a la pintura de Van Velde.


  Considerado por sus amigos Samuel Beckett, Jacques Putman, Georges Duthuit como el pintor de la desesperación, Bram Van Velde trata de reproducir el movimiento inestable del mundo, la angustia de la condición humana, la atomización del tiempo y del espacio, la disolution de la conciencia.


Pierre Loeb lo presentó en 1945, y Aimé Maeght expuso sus obras desde 1947 en adelante. Su colaboración comenzó con un contrato de cinco años que permitió al artista recuperarse después de la destrucción de la guerra.  


Bram van Velde representa al artista que persigue una verdad, que entiende la pintura como una necesidad interior. Tras Bram van Velde hay un itinerario de dolor, una experiencia vital dramática que da sentido a su arte. La pintura es entonces una suerte de salvavidas, terapia, autodescubrimiento o iluminación. Pero también es el resultado de un desprenderse del mundo, de una situación límite que, como en todo proceso iniciático, hace posible la luz, la vida nueva. La pintura es duda, dificultad, inseguridad, extrema fragilidad, límite…

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